Insultos, golpes, agresiones y una cadena de por medio. ¿Cuál es el escenario de semejante situación? El hall de la facultad. Los actores: dos agrupaciones que dicen representar a los estudiantes: Alde y Franja Morada. Pero ¿cuál es el motivo de tanta violencia? Definir dónde se pega un cartel. ¿Solamente eso? Así es, a ese nivel de “profundidad” han llegado las “discusiones”. Ante este incidente, cabe preguntarse: ¿es esa la manera de representar a los estudiantes? ¿Son esos nuestros problemas o nuestros intereses?
Más allá de su gravedad intrínseca, este hecho revela lo que consideramos es un problema de fondo: la ausencia de reglas claras que rijan el funcionamiento de nuestro centro de estudiantes. Desde los lugares disponibles para pegar carteles a cuestiones más centrales e importantes como son el rol que nuestro gremio deba tener en la lucha por nuestras reivindicaciones, así como también su compromiso con la realidad de los sectores populares y con sus luchas; permanecen libradas a los caprichos del momento.
Este tipo de prácticas -y la lógica que les subyace- no hace más que alejarnos, a los estudiantes, de los espacios de participación de los que deberíamos apropiarnos, los espacios que deberían ser nuestros. Contribuye a acrecentar la desmovilización y el descreimiento en la política que han facilitado el enquistamiento de los aparatos partidarios en los órganos de gobierno de la Universidad y la Facultad, como también en los centros de estudiantes. Esos aparatos que nos imponen sus ejes como si fueran nuestras necesidades.
Año a año vemos sucederse conflictos que parecen destinados a apagarse sin más saldo que una frustración creciente. La manipulación a la que nos vemos sometidos los estudiantes termina fragmentándonos. Por ello, nos parece que es hora de plantearse objetivos claros a largo plazo: si pretendemos que nuestro órgano gremial se constituya como articulador de un movimiento estudiantil fuerte, que crezca cuantitativa y cualitativamente paso a paso, no podemos empezar siempre “desde cero” en la lucha por nuestras reivindicaciones.
Resulta imperioso reconstruir desde abajo nuestro órgano gremial: la “bandera” del centro de estudiantes no puede seguir asociada a la agrupación que lo conduce en un momento determinado, tampoco a las agrupaciones que “coordinan” las secretarías. Creemos que la manera de posibilitar un avance progresivo en este sentido es discutir -entre todos, desde los cursos- los estatutos que reglen la organización del centro de estudiantes que necesitamos. Obviamente no se trata de reglar por reglar nomás, esto nos lleva a un intenso y productivo debate sobre su contenido.
Desde la Agrupación Independiente Mate Cocido creemos que hay que establecer mecanismos que garanticen la apertura de las secretarías del centro -que en la mayoría de los casos ni siquiera están constituidas discursivamente- definiendo atribuciones y objetivos para contribuir, así, a acrecentar y dinamizar la participación y a incluir los problemas e intereses particulares de todas las carreras en un sentido amplio (académicos, culturales, recreativos, gremiales, etc.). Así como también generar espacios a los que acudir cuando necesitamos organizarnos para resolver carencias concretas y puntuales (bandas horarias, régimen de cursado, turnos y criterios de exámenes, correlatividades, etc.) y, a su vez, un espacio desde el que se puedan articular las reivindicaciones de todas las carreras en un programa más amplio.
Por otro lado, consideramos fundamental que nuestro órgano gremial levante las banderas de los sectores populares apoyando sus luchas con acciones concertadas entre todos. Desde la participación en marchas, movilizaciones, tomas de fábricas, etc. a políticas de extensión más elaboradas que expresen la necesaria articulación entre la Universidad y estos sectores y tiendan a la producción de conocimiento que posibilite su avance.
Todas estas cuestiones hacen que desde Mate Cocido apostemos a la organización horizontal e independiente, desde abajo, a partir de la realidad concreta que nos toca vivir como universitarios. Creemos que ya va siendo hora de asumir la responsabilidad histórica de conformar un movimiento estudiantil dinámico, ágil y fuerte, capaz de triunfar en la lucha por una Universidad abierta, masiva y comprometida con las problemáticas de los sectores populares; un movimiento estudiantil que se asuma como actor en la lucha por una sociedad más justa e igualitaria.
Los interpelamos a pensar el centro de estudiantes que necesitamos para transitar este camino y a construirlo creativamente, desde todos los espacios de encuentro y debate.
Mate Cocido